De
la moto de Zaki
(Basado
en una serie de entrevistas mantenidas con Zaki el 10/2/13)
Durante la primera cerveza hablábamos del futbol. La verdad que ni me
acuerdo ya cual era el problema, nos faltaba gente; Zaki se había equivocado al
organizar o creo que era un chino que nos cago y entonces no se podía jugar. No
se todo eso había que avisárselo al resto, a los que no estaban; porque no
todos habían venido a la esquina y esos no sabían todo el problema con el
chino.
Con cada tanda de cerveza o cigarro que
se prendía mas se iba diluyendo el tema del futbol, el chino se convirtió en
algún otro problema, discutimos para que habíamos ido ahí, que hacer después;
todo eso mezclado con una cantidad de incoherencias que llevaba las riendas de
la discusión por caminos tan sinuosos que ya el futbol era un lejano problema;
que de a ratos volvía.
Este marco dio lugar para que en una
noche larga y confusa a Zaki se lo olvidara la moto.
Yo de todo esto no me entero ahí, a
mi me llega al día siguiente. Zaki me cuenta como termino la noche porque yo no
estaba; me había ido. Parece, según me dice, que al día siguiente se levanta
seguro de que le habían robado la moto; no se algo así como que lo había soñado
o creía recordarlo. Sale a buscarla pero no estaba en el lugar de siempre.
Trata de recordar, escruta su cerebro intentando pensar donde había dejado la
moto pero nada. Haga lo que haga los recuerdos no vuelven es como si nunca
hubieran existido. Por como me lo describe entiendo que el corazón se le habría
parado. Empezó a caminar por la cuadra no estaba; fue a la esquina miro para
las cuatro calles y nada. Estuvo un par de horas dando vueltas por el barrio;
por Flores.
Después de un rato ya la visión esta
nublada, solo le preocupa que hay que hacer los papeles la denuncia del robo, además
de que solo le van a devolver la guita; no la moto. Preocupadísimo el quijote
de flores, el matador de barrio, promete al dios (de cuya existencia reconoce dudar)
que si encuentra el ciclomotor la besa en las ruedas. Esta locura aparente no
termina ahí, en el peor momento de insania decide preguntarle al policía y sin
pensar su discurso se abalanza sobre el oficial: - “master te hago una
pregunta? no viste una moto azul, una Zuzuki ax100?porque ayer llegue –algo
tomado- y no se donde la deje”. Todo esto disimulado de una “buena onda”, en
palabras de Zaki; parece tener un gran efecto en el policía quien luego de una
conversación, cuyos datos me resultan confusos de reproducir y creo recordarlos
algo inverosímiles, el oficial se compromete a que si encuentra la moto de cuyo
paradero poco se conoce llama al civil residente de la pensión de la vuelta. Durante
esta conversación el personaje no mide su discurso, no lo adecua a la
situación, lo que piensa lo dice: - “por si la ves es una azul que la patente
la tiene medio enganchada al revés” entre
otras indicaciones del objeto perdido.
El motoquero ya desganadísimo y abrumado
por la posibilidad de un día sin moto, dobla en la esquina y todo vuelve a
tener sentido. Esta la moto, en un segundo ya no importa mas que había que
hacer, como se hacia el tramite para denunciarla al seguro, ya nada de todo eso
importa. Una de las peores horas de su vida había terminado. Superadísimo por
la situación, exaltado de amor y respeto por el elemento metálico, el
ciclomotor, la solitaria, la besa; y como había prometido, un beso en cada
rueda. Ni sucias estaban las ruedas de la emoción, estaban mas limpias que
nunca, casi pensaba si alguien se las habría limpiado en ese rato. ¿Podía ser?
¿Qué había pasado, como estaba la moto ahí? ¿Importaba todo eso? No, creo que
no….que moto!
Y así el épico bardo,
el del casco, termina su hazaña y vuelve a dormir a la pensión.